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miércoles, 6 de octubre de 2010

Editorial de Cambio: Violada por su director


Las violaciones dejan secuelas graves que comprometen el desarrollo normal de la personalidad y las futuras relaciones sexuales de la víctima cuando ésta ya es adulta.

- Urge que el violador sexual de la menor de 15 años del colegio Yugoslavia sea perseguido por la ley, detenido, puesto a disposición de la justicia ordinaria y sancionado con la pena máxima que prescribe el Código Penal boliviano.

“¿No le habrás avisado a tu tía, no? Sabes que tengo tus notas”, solía advertirle el director de la unidad educativa Yugoslavia a una estudiante de 15 años a quien supuestamente abusó sexualmente. Esa amenaza —a todas luces una confesión de parte— refleja una dramática realidad que golpea la conciencia de nuestra sociedad, ya que no se trata de un episodio aislado, sino que es un solo ejemplo de hechos criminales similares que ocurren en algunos colegios de Bolivia, dice la Editorial de Cambio.bo

Esa noticia —publicada ayer en la edición de Cambio— desnuda una total falta de escrúpulos por parte de algunos ‘docentes’ que al amparo de sus bajos instintos y olvidando que son depositarios de la confianza de madres y padres de familia abusaron de indefensas e inocentes niñas.

En el caso que comentamos, aquella amenaza del director de marras no surtió su tenebroso efecto: garantizarle impunidad al delincuente sexual, porque no amedrentó a la pequeña, quien confió a su papá el abuso del que había sido objeto.

Es por eso que el padre de la estudiante denunció el caso a la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, cuyos personeros interpusieron una demanda ante el Ministerio Público en contra de ese ‘profesor’ por el delito de violación. Desde ese momento, el educador no apareció por el establecimiento y fue declarado prófugo.

De acuerdo con el director del Servicio Departamental de Educación (Seduca), Sebastián Gutiérrez Quispe, el ahora prófugo de la justicia tiene antecedentes de acoso sexual a una secretaria de la unidad educativa Francisco de Miranda, por lo que fue suspendido durante siete meses del cargo y luego reubicado en el colegio Yugoslavia, donde volvió a sus andanzas, con la agravante de que su víctima fue una niña de 15 años de edad.

Ésta es una muestra de abuso sexual y acoso por parte de algunos profesores en contra de estudiantes, especialmente adolescentes, ya que la Unidad de Transparencia del Ministerio de Educación recibió alrededor de 10 denuncias de violación sexual entre enero y septiembre de este año, y las víctimas son niñas de entre 10 y 15 años de edad.

Si tomamos como referencia la información proporcionada por el jefe de la Unidad de Transparencia del Ministerio de Educación, Carlos Echazú, quien asegura que cada mes se recibe al menos una denuncia de violación, ¿cuántos casos de violación de niñas y adolescentes no son denunciados por las víctimas presionadas por el temor de represalias por parte de sus agresores sexuales? Sin lugar a especulaciones, los hechos señalan que los casos son mucho más que los registrados por parte de las autoridades de Educación.

Es que las violaciones a niñas son numerosas y la mayoría no se denuncian, ya sea por vergüenza, por temor o por algún otro motivo personal, con la agravante de que gran parte de las violaciones las cometen familiares directos de las víctimas. Los menores son los que mayores violaciones sufren por su indefensión, a veces en forma reiterada, sin que puedan evitar esos abusos. Los niños y niñas suelen ser abusados sexualmente por hermanos, tíos y hasta por los propios padres, a veces con anuencia de sus mismas madres.

Sólo en septiembre se reportaron dos casos de abuso sexual contra inocentes niñas. En el primero de ellos está involucrado el hijo de un terrateniente que violó a una niña; como no podía ser de otra manera, el delincuente sexual se encuentra detenido y sometido al proceso legal correspondiente. En tanto, el segundo caso ocurrió en una comunidad cerca de Tiquina (La Paz). El profesor involucrado se encuentra prófugo y fue expulsado del magisterio rural.

El Servicio Departamental de Educación de La Paz (Seduca) tiene denuncias de que algunos agresores llegan a un acuerdo con sus víctimas a cambio de pagos en dinero, lo que imposibilita que los delincuentes sexuales sean juzgados por la justicia ordinaria.

Además, la Defensoría del Pueblo informó que el pasado año recibió 36 denuncias de violación por parte de profesores en el área urbana y rural en contra de niñas y adolescentes. La responsable del Programa de Derechos Humanos de la Niñez y Adolescencia, Lidia Rodríguez, informó que afligidos padres denunciaron a profesores que vulneran las normas que rigen en el magisterio e incurren en castigos físicos y psicológicos, que también son moneda corriente en la entidad.

En este contexto, urge que el violador sexual de la menor de 15 años del colegio Yugoslavia sea perseguido por la ley, detenido, puesto a disposición de la justicia ordinaria y sancionado con la pena máxima que prescribe el Código Penal boliviano.

Es que las violaciones dejan secuelas graves que comprometen el desarrollo normal de la personalidad y las futuras relaciones sexuales de la víctima cuando ésta ya es adulta. Una persona que ha sido violada, si es un varón, es altamente probable que se convierta él mismo en un violador; y si es mujer, que asocie su sexualidad con la violencia.

Las consecuencias físicas y psicológicas de las mujeres que sufren una violación son severas, ya que el abuso sexual deja profundas huellas que se reflejan en la calidad de vida y en la familia de la abusada. Por eso es menester no sólo condenar ese delito, sino sancionar ejemplarmente a los violadores.

Las consecuencias de las mujeres víctimas de violación son severas, ya que el abuso deja profundas huellas que se reflejan en la calidad de vida y en la familia de la abusada. Por eso es menester no sólo condenar ese delito, sino sancionar ejemplarmente a los violadores.

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